Elige tu propia desventura: La votación

He aquí las historias que enviaron los flamantes participantes para que ustedes, estimados lectores, elijan la desventura que más les guste. Para hacer más intrigante [?] el concurso, deberán votar dos de los relatos, en el orden de su preferencia, otorgándole así 2 puntos a la primera y 1 punto a la segunda. Para evitar dobles votos se inhabilitaron los comentarios anónimos. El plazo para la votación es hasta el lunes 22, a las 22 hs.
El premio: La torre sin fin, de Silvina Ocampo.


Esa noche no podía dormir. Trató de relajarse, de dejar su mente en blanco, pero mientras más lo intentaba, más rumiaba ideas que no alcanzaba a entender con exactitud.
Buscó un anotador y apoyó la punta de la birome sobre la hoja en blanco, como si esperara a que las palabras emergieran por sí solas. Sin embargo no encontró la manera para que la tinta azul trazara más allá de un punto. El cansancio la invitaba a dormir. Se acomodó otra vez en la cama y apagó la luz. Pero cuando sus ojos se cerraron su mente se llenó de imágenes confusas. ¿Eran recuerdos, sueños o imaginación?
El ruido de la agujas del reloj despertador la irritaba, la aturdía. El zumbido del vuelo de un mosquito la ponía en alerta. Daba vueltas enredando las sábanas entre sus piernas. Presa del extraño presentimiento de que esa noche no iba a ser una noche más, decidió prender la luz, sin imaginar lo que estaba por suceder.

Elige tu propia desventura


Desventura Nº 1

Pacto

Se topó con su propio reflejo en el espejo. Sí, definitivamente era ella, no cabía duda. Aún así, apretó los puños con fuerza y observó cómo su imagen repetía el movimiento. Trató de concentrarse en responder esas inquietantes preguntas que revoloteaban en su cabeza como un manojo de insectos voladores, pero todavía fantaseaba con la idea de pellizcarse para comprobar si todo era real.
Esa sería la batalla final. Tendría que serlo obligatoriamente, pues la escapatoria ya no era una opción. La verdad podía abofetearla y así declarar su derrota. Pero no, no le agradaba en absoluto la posibilidad de hallarse en el puesto de perdedora. Frente a ella, su peor enemiga… y dentro de ella, una sonrisa cobarde. Un destello vagabundo llamó poderosamente su atención; giró sobre sí y cayó al abismo, a ese pozo profundo y negro… muy negro, cavado especialmente para su débil alma.
El juego había acabado, los acuerdos deben cumplirse y la antítesis de la bondad se disfraza de luz. Sólo que esta vez no había más retorno. Ella se había perdido para siempre.

Desventura Nº 2

Se puso de pie y caminó hacia el baño. Para su sorpresa no le costó demasiado. No sintió crujir sus rodillas ni el sonido de sus pies arrastrándose en el piso a cada paso. Encendió la luz del baño y se miró al espejo. Se quedó unos minutos en silencio, atónita ante su propia imagen: se veía radiante, hermosa, tranquila. Tal como solía verse antes de que aquella maldita enfermedad arruinara su vida. Las ojeras profundas y violáceas de la noche anterior ya no estaban. Tampoco la palidez de su rostro, ni el color blanquecino de sus labios. Estaba rozagante: su piel irradiaba vida, sus ojos negros brillaban y sus labios lucían rojos, como una deliciosa frutilla. Por primera vez en meses se vio a sí misma como antes. Sonrió al tiempo que se preguntaba cómo era posible, si hasta anoche no podía siquiera caminar, pensar, o esbozar una simple sonrisa. En los últimos meses, el cáncer había acabado con ella. Buscaba una respuesta sin encontrarla, pero al ver su rostro, simplemente sonrió una vez más.
Regresó caminando despacio por el pasillo. Metros antes de llegar a su habitación se detuvo: no recordaba haber apagado la luz. Caminó despacio asustada y una vez en la puerta, la encendió. Miró rápido hacia la ventana: nada extraño. Sintió crujir la madera bajo sus pies y llevó la vista hacia el piso: un papel en el que alguien había dejado una nota, amenazaba con volarse por la ventana. Lo recogió al tiempo que lo leía. Sus manos comenzaron a temblar, sus piernas se aflojaron y las lágrimas brotaron desesperadamente de sus ojos. Su cuerpo se desvaneció y cayó al piso dando un golpe fuerte y seco que retumbó en sus oídos. Con las pocas fuerzas que aún tenía giró su cabeza hacia la cama y allí estaba. De repente recordó todo: el dolor agudo, el miedo, la angustia, el llanto, el frasco de pastillas, la nota… Súbitamente su desesperación se transformó en una sensación de paz que hacia meses no sentía. Cerró sus ojos y casi sin darse cuenta sonrió. Al fin paz. No más dolor.

Desventura Nº 3

Pelos de tonta

Horrorizada, emitió un grito que se ahogó en su garganta. Trató de moverse, casi por instinto, pero sólo consiguió enredar las cosas aún más. No podía ser cierto. Recordó que sus amigas estaban hablando de eso cuando ella llegó al bar: una secta de depiladoras enfurecidas y empobrecidas por culpa de la epilady vagaba por las calles, maldiciendo a todas las mujeres cuyas piernas no olieran a cera. De hecho, podían detectar la ausencia de residuos de cera depilatoria en un radio de diez kilómetros. Los cabellos de sus piernas y de sus axilas crecían a una velocidad directamente proporcional a los intentos que su mente se obstinaba en hacer para negar lo que no podía ser otra cosa que un mito urbano.
En pocos minutos, se convirtió en una maraña de vello enredado. Los cabellos cada vez más extensos se entrelazaban furiosamente entre sí y formaban gruesas viboritas que se elevaban a los cielos como encantadas por un flautista demente. Cuando ya no hubo más espacio en la habitación, cada hebra de cabello inoportunamente animado se dirigió hacia su cuello. Antes de que el aire se agotara por completo en sus pulmones, se maldijo por haber comprado ese artificio del demonio que prometía piernas suaves sin dolor, pero ya era demasiado tarde. Las depiladoras enfurecidas se cobraban así una nueva víctima, amparadas en la impunidad que les habían otorgado, sin saberlo, los incrédulos de siempre.

Desventura Nº 4

Se levantó muy rápido y se vistió con lo primero que encontró. Tomó las llaves de su auto, el cual arrancó estruendosamente en medio de la noche. Rechinaron las llantas en su atropellada salida y asustó al gato que se comía la basura del vecino.
No podía pensar en otra cosa que no fuera llegar a su objetivo. Tenía que saber y no podía esperar hasta la mañana.
Se estacionó frenando en seco al lado de un local cerrado. Era casi la media noche. Bajó aprisa y tocó la puerta de manera frenética. Nada.V olvió a tocar más fuerte y más veces hasta que escuchó una débil voz desde adentro - Ya voy.
Abrió un señor ya entrado en los sesenta que le dijo de mala gana: ¡Que quieres a esta reputísima hora niña!, Necesito que me venda algo, ¡Estás loca hija de la gran puta! ¿Qué no sabes la hora que es?
Ella contestó un tanto apenada pero tratando de apremiar al señor: Sí… ya lo sé, pero es que necesito algo de su tienda con urgencia, por favor abra y véndamelo, le doy algo extra, ¿Sí? -remató la petición con una leve sonrisa.
¡Vete a la mierda!- le gritó el señor- a lo que ella ya no pudo aguantar más y sacó un revolver que tenía detrás del pantalón mientras gritaba:
¡Mira viejo hijo de puta… soy policía y no te las quieras ver conmigo! ¡O me vendes una prueba de embarazo o te llevo directo a la cárcel por ofender a una dama en apuros!

Desventura Nº 5

Por encima de su hombro alcanzó a ver el frenético movimiento de la birome azul que hace un momento tenía en su mano sobre el bloc de hojas, las cuales unas vez completas eran arrancadas y flotaban lentamente hasta depositarse en orden en la bandeja de plástico negro donde apilaba fotos viejas, facturas impagas y sobres cerrados de correspondencia que nunca leería. Las agujas del reloj, giraban locamente, sin ritmo ni velocidad, un par de vueltas hacia un lado, otro par de vueltas hacia el lado contrario, hecho que la hizo sentir alternativamente cansada y con los párpados pesados, y despierta y fresca, liviana y lúcida. En ese momento, el mosquito aferró con sus patas la última hoja y en vuelo rasante se lo colocó frente a su nariz para que lo pudiera leer; ella se tomó un minuto para releerlo y asintió lentamente con la cabeza, sin emitir sonido alguno.
De esa escena le quedó solamente una contundente roncha en el hombro de una picadura de mosquito. No quiso forzar más sus recuerdos; decidió dedicarse de lleno a la firma de sus libros, recién salidos de la imprenta.

Desventura Nº 6

Colgando de la lámpara del techo, 2 enanos, a las risotadas. Sus gorros fluorescentes contrastaban con lo blanco de sus delantales. De sus piernas colgaban unas extrañas serpentinas plateadas, que parecían no tener fin, y se desvanecían antes de tocar la cama.
A su vez, las paredes se doblaban, contraían y estiraban alocadamente, cambiando de color y de textura a cada segundo.la ventana se había convertido en una nube, la puerta en una escalera, el techo estaba estampado de cielo y el piso lleno de unos hongos muy similares a los del Super Mario.
Miró sus manos y no se extrañó del todo al ver que sus dedos eran largos como agujas de tejer, pero aún así mantenían sus uñas prolijamente pintadas. La ropa de cama flameaba como si se tratara del oleaje del mar, y de tanto en tanto se formaba sobre ella alguna que otra burbuja de espuma, creciendo hasta estallar en una confusa melodía de colores.
Refregando sus ojos, intentó entender. Su cerebro no alcanzaba a comprender la andanada de imágenes sin sentido que la rodeaban. Su corazón palpitaba más rápido de lo normal, y sentía esos latidos hasta en las uñas de los pies. Intentó cerrando los ojos, pero al volver a abrirlos todo seguía ahí, igual que antes, alocado, imposible. Exprimiendo al máximo su cordura tomó su celular, y envió un mensaje de texto a su amiga, con quien había estado en la fiesta antes de volver a su casa, explicándole todo lo que estaba sucediendo. Esperaba no ser tomada por una demente, pero no tenía muchas esperanzas. Instantes después, mientras los enanos no dejaban de reír colgados de su lámpara, su celular vibró. Al tomarlo y leer su pantalla, la habitación se llenó de sus propias carcajadas, anulando las de los malditos enanos, que la observaron perplejos, para luego desaparecer. Lentamente todo fue volviendo a la normalidad, mientras su risa se apagaba poco a poco. Apagó la luz, cerró los ojos y, ahogando nuevamente su risa, se prometió no volver a pasar la noche sola luego de haber probado un San Pedro.

Desventura Nº 7

Volvió a tomar el anotador y vio que había mucho más que un punto. Eran frases, párrafos, muchas palabras sueltas. ¿Cuándo las había escrito? ¿Acaso estaba soñando?
Las leyó. Era la historia perfecta. Todos los pensamientos, sentimientos confusos, ideas que habían estado dando vueltas en su cabeza por horas esa noche estaban ahí formando 4 hermosos párrafos.
Encendió la computadora. Sabía perfectamente lo que debía hacer. Abrió su casilla de correo electrónico y tipeó: "blogdejulia@gmail.com".

Desventura Nº 8

Cuando levanto la mirada, medio dormida, medio despierta lo vio a él parado frente a su cama, estaba con esos lentes que le quedan para el orto, pero que le dan ese toque tan intelectual que insiste en proclamar. Ella se asusto pero a la vez se sintió excitada, parecía que de una forma algo "extraña" por fin se le iba a dar y decidió dejarse llevar por la situación. Se puso en pose sexy y dejo que el bretel del camisón cayera delicadamente sobre su hombro izquierdo.
El se sentó lentamente al borde de la cama y mirándola fijo, le tomo la mano y le dijo: "Boluda, me quede pensando. Nunca me diste el mail de tu amiga, esa que te dije que estaba buena, ¿me lo das que lo anoto en el celular?"

Desventura Nº 9

Dogs

Mientras escuchaba la radio, y presa por una voluntad indomable, se aprestó a vestirse, metió sus llaves en el bolsillo de su sacón y se dispuso hacia su casa, notando inconscientemente la letra de una canción que pasaban por el dial y sin tomar conciencia de lo que había escondido debajo de su abrigo ("You gotta be crazy, gotta have a real need…"). Tocó la puerta y al minuto apareció él por la puerta, invitándola a pasar con una fingida expresión ("You have to be trusted by the people that you lie to…")
Ella le explicó la razón de su visita, pero él no supo entender sus razones ("Deaf, dumb, and blind, you just keep on pretending…"). Fue entonces cuando sonó el teléfono que cayó de su sacón la rosa de cristal que le había regalado el año anterior, haciéndose pedazos a lo largo del suelo. Ambos se pusieron en cuclillas para recoger las piezas, él con una sonrisa piadosa en su rostro ("A certain look in the eye, and an easy smile…"), la cual provocó un súbito ataque de ira en ella, quien tomó el tallo cristalino y lo hundió en él ("So that when they turn their backs on you, you'll get the chance to put the knife in…")
Volvió a su casa corriendo, presa por el miedo a las consecuencias, pero determinada. Y al llegar escribió aquel último párrafo en el anotador:
Sometimes it seems to me as if I'm just being used
You gotta strike when the moment is right without thinking
You know it's going to get harder, harder, and harder as you get older
And when you loose control, you'll reap the harvest that you've sown
Who was only a stranger at home
Who was ground down in the end
Who was found dead on the phone
So have a good drown, as you go down alone…

Desventura Nº 10

Tal y como Don Ernesto le había dicho en aquel viaje a Yucatán, la visita había llegado. Comenzó como una náusea, una profunda densidad en lo bajo del estómago y le siguió un escalofrío estremecedor por toda la columna vertebral.
El gato asustado, pegó un salto cuando los adornos de la casa parecieron comenzar a temblar. Ella, desconcertada y asustada, comenzaba a jadear a un ritmo acelerado… sudor frío corría por su frente y se vió envuelta en un espasmo muscular incontrolable. Todo se agitaba, se revolucionaba. El pánico se apoderó de su mente.
De repente… escuchó el piano. La melodía más dulce que hubiera imaginado…
Todo parecía detenerse, mientras comenzaban las primeras luces de una inexplicable aurora boreal dentro de su habitación.
El visitante le hablaría en melodías, al decir de Don Ernesto el Anciano.
A la base de piano, se agregaba una sección de cuerdas, de canción suave y estilo barroco… y sacro. Al sumarse los bronces, los vientos...las luces estallaron en su frente. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando pudo ver al fin, en el vasto reino de su habitación pequeña, el primer rostro.
Al verla, al contemplar sus ojos sin ojos, su piel sin piel, su forma sin forma… comprendió la infinitud de su humanidad. Entendió la mentira de la soledad.
Y la visitante le mostró planetas y tiempos, oscuros, propios ajenos… le mostró un mundo también, a dos cuadras de ese, lleno de luz. Donde los hambres, todos, ya han sido extintos.
Conmovida… sintió un fuerte golpe. Era su humanidad estrellándose en la cama.
Le dolía un poco el calor en la frente. Mucho el calor… y la gente.
Ésto de convertirse en Dios un Enero en Córdoba, puede resultar agotador…
Después ya no caminó, desde luego… se dedicó a fluir entre las piedras.

Desventura Nº 11

De alguna manera ella sabía que vendrían, ya casi estaba amaneciendo y su mente no dejaba de dar vueltas por la casa, se sentía inquieta, asustada, incómoda, entre la ansiedad de su llegada y el miedo que ya le había llevado tantas noches de insomnio. Casi presintiéndolos al otro lado de la puerta, la abrió. Entraron. Eran dos hombres robustos, encapuchados y de pocas palabras. Ella los miró, ya intimidada por sus rostros, ellos cruzaron unas palabras que la mujer no llegó a escuchar pero en ese instante uno de ellos le dijo: si quiere estar a salvo será mejor que salga de la casa ahora mismo.
La mujer sólo atinó a tomar su teléfono y salió hacia la entrada raudamente. Trató de alejarse de la casa lo más posible y marcó en su celular el número de su esposo El atendió y ella dijo: ya llegaron, y están dentro de la casa. El respondió: ¿cuánto te pidieron? 1200 pesos respondió ella tímidamente. Y desde el otro lado el aparato, se oyó el vozarrón de su esposo gritando: ¿1200 mangos por fumigar un departamentito?

Desventura Nº 12

La sacamorfosis

Caminó hacia el baño, encendió la luz, abrió la canilla y al verse en el espejo, notó algo espeluznante: se había convertido en una persona.
“Esto no es posible… debe ser un sueño” se dijo. Volvió a cerrar con fuerza los ojos, y mojó su cara una y otra vez deseando despertar en la cama. “Es solo un mal sueño, nada más”, repitió. Pero no. Era una persona. Un ser humano, dando vueltas por ese baño tratando de encontrar una explicación. “Debe ser algo que comí, o tomé”, “Sabía que mezclar tantas bebidas hacía mal, pero esto es absurdo”. ¿Sería algo pasajero? ¿Cómo reaccionaría su familia al verla convertida en eso que era ahora? Era indisimulable, lo notarían de inmediato. A las 7:00am pasa su tren. Son las 5 y sigue sin dormir. No puede llamar al trabajo y decirles “Disculpen, no voy a poder ir porque… verán ustedes, me transformé en una persona. Manden por favor al médico”, la tomarían por mentirosa, o loca. En absoluto silencio volvió a su cuarto, se acostó y apagó la luz.
Sin haber pegado un ojo, se levantó a las 6:00am, se disfrazó como el resto, se maquilló y perfumó para pasar desapercibida. Al desayunar, no pronunció palabra. No quería que su familia notase que su voz era humana. Notó tristemente que su silencio no afectaba a nadie, ya que nadie le dirigió la palabra mientras terminaban ese café, aunque sus miradas la incomodaban mucho. Sentía que ante el mínimo descuido quedaría en evidencia. Con cautela sin fin, levantó la mesa, desde la puerta se despidió con un ademán y partió hacia la estación. Así camuflada, nadie notaría que ahora es una persona, y podría seguir con su vida normal mientras encuentra la forma de revertirlo.

Desventura Nº 13

Decidió levantarse, sabiendo que era inútil intentar dormir con la cabeza a mil. Chequeó el contestador, el celular, el correo, y nada: ni mensajes, ni mail, ni nada. Sintió el lejano ruido de una murga callejera. Miró por la ventana y vio pasar a la gente disfrazada. Qué cosa, pensó, que bueno sería poder ser otra persona sólo con ponerse un disfraz. Se preparó un café, que tomó lentamente, y decidió salir. Se subió al auto y manejó sin rumbo, dejó atrás los suburbios y tomó una ruta de tantas. Estaba tan arrepentida de lo que había hecho, ¿por qué no podía volver el tiempo atrás? Sólo borraría un determinado momento y listo. Tenía tantas ganas de no ser, de no estar en el mundo en ese momento. Miró el cielo límpido, lleno de estrellas, apenas unas nubes que no alcanzaban a cubrirlo. No sabía ni qué rumbo había tomado, sólo seguía la línea que trazaba la ruta. En la oscuridad de la noche los pueblos se sucedían, uno detrás de otro, todos iguales casi. Ya ni sabía adónde estaba. Pero el cielo ya no estaba despejado: hacia adelante los relámpagos iluminaban lo que ella interpretó que sería el oeste.
Miró el indicador del tanque de nafta: estaba casi vacío. Mejor paro acá, pensó, cuando avistó una estación de servicio. No tengo idea adónde habrá otra más adelante, y si viene una tormenta… Era una de esas estaciones que parecen detenidas en el tiempo (¿o salidas de alguna película?): en el medio de la nada, destartaladas, con surtidores viejos, casi vacías. Una pareja estaba sentada al lado del negocio, la miraron llegar con curiosidad. Que edad tendrían, ella no lo sabía. Son de esa clase de personas que parecen detenidas en el tiempo, ¿qué tipo de vida tendrán acá, en el medio de la nada? ¡Qué pensarán de mí!, una mujer andando sola por acá, a esta hora…, pensó. La mujer se levantó y se dirigió hacia una habitación que parecía abandonada, el hombre se acercó y ella le indicó cuánto iba a cargar de nafta. Decidió que mejor pasaba por el baño, ya se estaba levantando el viento que precede a la lluvia. Salió del baño rápido, echando apenas una mirada al espejo. Pero no pudo salir: la imagen que le devolvía el espejo no era ella. No, no, ¡no puede ser!, gritó. Ya no era ella: ¡era la mujer de la estación de servicio! Disfraz, no ser, no estar, ser otra persona, todas esas palabras se agolpaban en su cabeza. Cuando decidió salir, el viento frío le pegó en la cara. Isabel, sintió que le decía el hombre, voy hasta casa a entrar los animales: parece que va a llover.

Desventura Nº 14

Al levantarse de la cama, un sonido la perturbaba, era un sondo, un sonido de frotación que provenía, al parecer de su escritorio. Al acercarse, noto que el sonido provenía de su propia birome. Esto le sorprendía, pero la curiosidad que le provocaba, era tantas veces mayor que el miedo que podría dar una birome funcionando sola. Se acerco a leer lo que automáticamente escribía, para descubrir, que lo que decía el texto.
Al principio, sintió que de esa birome, que había comprado por apenas un peso cincuenta, brotaban las mas brillantes ideas. La redacción no era de lo mejor, y continuamente fallaba en la ortografía que ella tan prolíficamente ponía cuidado. Pero eso que esta barata pluma escribía, le provocaba envidia. Sentía que eran ideas que tranquilamente se le hubiesen podido ocurrido a ella. Sentía bronca, por que su propia lapicera la estaba castigando, desafiando, venciendo… Cerro sus ojos y luego sus puños tratando de contenerse para no destruir a su artificial competidora.
Cuando volvió a abrir sus ojos, despertó en su cama. Se levanto apresurada, para descubrir que su birome, descansaba sobre una hoja en blanco. Nada había sido escrito. Y esas brillantes ideas, que en sus sueños vio plasmadas, le parecían lejanas, distantes, ajenas. Eran solo parte de un sueño, tal vez el producto que sus recuerdos formaron en su imaginación.
Sueños, recuerdos, imaginación… Jamás se le ocurrió preguntarse, si no era ella, simplemente eso.

Desventura Nº 15

Fue el mosquito el que tomó la decisión por ella. Se levantó otra vez, harta del zumbido y miró por la ventana. Unos adolescentes borrachos sentados en la esquina del edificio gritando cualquier cosa, solo por el goce de gritar en medio de una calle desolada. El cielo estaba naranja, de un momento a otro empezaría a caer esa lluvia fina como agujitas frías. Las cúpulas de Buenos Aires se recortaban en el horizonte iluminado. Bellas, antiguas, cubiertas de bronce o de mosaicos, con campanarios, con palomas, con vidrios rotos o sanos, viejas, olvidadas, con mástiles filosos que le gustaban más que ninguna otra cosa en las cúpulas. Todos los sábados a la mañana caminaba por la ciudad, mirando hacia arriba describiéndose a sí misma cada una de las cúpulas. Por las noches miraba desde lo alto de la ventanita del baño la cúpula verde de un viejo y pretencioso edificio abandonado. La miraba con amor, la cúpula estaba abandonada, las columnas rimbombantes llenas de caca de las palomas que anidaban en los huecos. Estaba convencida de que si se subía al techo de su edificio podía caer sobre el mástil y morir sobre la cúpula, ensartada, el cuerpo dando sus últimos temblores, la boca sus últimos sonidos. El mosquito se apoyó una vez más en su mano. Ya era suficiente. Sonreía mientras subía por la última escalerita hasta la terraza: los bomberos estarían varias horas tratando de sacar el cuerpo. Llegó a la terraza. Sí, podía caer sobre el mástil si tomaba suficiente envión. Se restregó los ojos, se acomodó el pelo y saltó.
No falló, pero rebotó contra el mástil, sin ensartarse como esperaba. Cayó sobre la avenida quebrándose los huesos, desparramándose sobre el asfalto, mientras el aire se llenaba de esa lluvia fina como agujitas frías y de las risotadas de los adolescentes rebosantes de cerveza y estupidez que se acercaban con pasos imprecisos a ver cómo la sangre le salía por la boca.

Desventura Nº 16

Mundos paralelos

Clara, porque se llamaba Clara, se levantó de la cama y caminó hacia el baño. De pronto, se dio cuenta que no sólo el ruido del mosquito y del despertador eran los culpables de su insomnio. Del otro lado se escuchaban risas y sonidos raros.
Preparada para abrir la puerta intentó girar el picaporte pero no se atrevió. Caminó hacia atrás y, decidida a descubrir que pasaba allí adentro, cerró los ojos y tomó coraje.
Lo que había era increíble. Duendes y hadas corrían por todos lados mientras que, en la bañera, una horda de enanos chapoteaba en el agua.
Clara pensó que estaba soñando y se pellizcó. Luego le pidió a una de las enanas, quien enarbolaba enajenadamente una antorcha, que hiciera lo mismo, pero esta se negó aduciendo que debía antorchear espónjidos. Mientras tanto, una rubia con cara de drogada y vistiendo orejitas de Kitty, le pedía por favor que le prestara la conexión a internet para ver blogs de manualidad junto a otra mini- hereja enana, que no paraba de cocinar pan casero.
En la otra punta de la habitación, dos duendes chapoteaban tirándose el uno al otro una muñeca de Mafalda, y una enana de rulitos pedía eufórica que se la devolvieran. Por último, una enanita rubia traducía del inglés una de las obras de Shakespeare, mientras repetía el siguiente Mantra: “Termino y me pongo a jugar al Pet Society, termino y me pongo a jugar al Pet Society”.
Clara, anonadada, cerró la puerta y juro no volverla a abrir. Todo un mundo paralelo se desarrollaba dentro del baño. Después de varias horas sin poder dormir, por fin cayó presa de un sueño profundo. Al otro día, sin saber muy bien por qué, entro a Blogger, y decidió abrir un blog. ¿Qué creen?

Desventura Nº 17


El tenue resplandor del velador que acababa de encender dio lugar a una forma sospechosa. En un primer momento, ésta se movió, escondiéndose detrás de una silla tapada de ropa sin doblar que había por ahí. Pero inmediatamente después, la forma se asomó y espió. Sí, se asomó. Dejó de ser una forma sospechosa para pasar a ser una forma curiosa, que espiaba desde detrás de la pata de la silla, como queriendo saber qué era lo que había sobre la cama. Obviamente, la chica que estaba sobre la cama también observó a la sombra con inquietud. Al principio se asustó, pero luego, al verla tan indefensa, fue tomando confianza. Sin bajarse de la cama, se aproximó hasta la silla. No estaba muy lejos puesto que era una habitación pequeña y no había demasiados muebles. La forma volvió a esconderse al ver que la muchacha se acercaba... pero tomó confianza una vez más y se dejó ver. Nuestra protagonista no podía dar crédito a sus ojos. Nada la había preparado para lo que estaba ante ella.
No era un gato, ni un perro. No era una persona, ni tampoco un ser etéreo. La forma ahora se mostraba a plena luz, confiada y más tranquila, pestañeaba con curiosidad y movía sus orejitas, como invitando a la muchacha a aproximarse más. Ella, en cambio, hizo otra cosa. "¿Puedo dibujarte?", le preguntó. Y la forma asintió. La chica tomó rápidamente su anotador, la birome, y comenzó a dibujar, primero con trazos más grandes, luego con trazos más cortos y finos. La forma la miraba y se movía muy poco, como si realmente comprendiera lo que nuestra protagonista hacía. Cada tanto emitía un sonidito, como un quejido, pero suave y ronco... como si con cada línea que la birome marcaba sobre el anotador, nuestra muchacha acariciara a ese extraño ser. Nunca supo durante cuánto tiempo la estuvo retratando, estaba tan absorta en lo que hacía que casi ni escuchó los golpes en la puerta. "Clara, ¿qué estás haciendo que no te dormís?", preguntó su madre mientras abría la puerta de la habitación. La muchacha se sobresaltó y tiró el anotador bajo la cama. La forma se desvaneció inmediatamente. Presa de la angustia por haber perdido a su nuevo amigo, pero demasiado atontada por la interrupción, Clara accedió de mala gana a las observaciones de su madre sobre lo tarde que era y volvió a acostarse. Rápidamente, cayó presa del sueño que antes no podía conciliar. A la mañana siguiente, nuestra protagonista se debatía ante las dudas: ¿qué había pasado? ¿Qué había visto? Tomó el anotador de debajo de la cama y vio lo había dibujado la noche anterior. ¿Habría sido verdad? ¿La visitaría una vez más?

Dejá tu voto en los comentarios

37 Comentarios:

Lean dijo...

PRI Y RECONTRA PRI Y REQUETE PLI!!!

YA pero YA me estoy poniendo a leer todas las historias =DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Gaby Cuenteando dijo...

Seseseses, todo muy lindo, pero do están los premios, mi querida, do?

En fin, me tomaré un tiempito para seleccionar las MEJORES historias 'mv.

Besoooooo

Sweet carolain dijo...

Priiiiiiiiiii PLiii maldito leandro, ahi leo!

Laperraseescapó dijo...

Ya leí... ya leí todito!!!
Desventura 16: Jajaja!!! Creo que ubiqué a la mayoría de las enanas.
Buenísimo!!
Desventura 3: Pelos de tonta.
Delirante total. Me encantó.

Lissssssssto... Emitido el sufragio.

Posta que se jugaron con las historias, están geniales. Mucha merde a todos los que participan.
Besotesssss

Sweet carolain dijo...

Voto por, la 11 y por 'ni un pelo de tonta'. 2, y 1 respectivamente!

ouh yeah!!!

Anónimo dijo...

ook, ok voto porque puedo y porque caro me presiona =P

la 3 rulea.
y en segundo lugar la segunda, ea, ea, jaja.

Saludos!

Lean dijo...

Listo el pollo con guarniciones! =D

1er puesto: 15 (me compró totalmente xD)

2do puesto: 13 (mención especial por lo detallado de la redacción)

Ahora a adivinar de quién es cada historia! WIIIIIIIIIIII!!! -Leo salta de un lado al otro de la cama- (?)

Julia dijo...

Por motivos ajenos a la producción, ingresó una historia en tiempo y forma al correo no deseado, así que se la agregó. Disculpen las molestias.


Faaaa, cuánta formalidad.

¡Excelentes las historias! ¿no?

Lean dijo...

La verdad que sí =D

Muchas son hilarantes, por cierto xD

Ya estoy leyendo la otra...

Pregunta: en caso de que nos guste más ésta última que alguna otra, qué hacemos con la elección? se puede modificar? O.o

Julia dijo...

Primero fijate si te gusta más, y si es así vemos que hacemos.

Briks dijo...

pido perdón

juro que quería participar
JURO

voy a contentarme con disfrutar lo que escribieron

ABRAZO

Etienne dijo...

Que dificil que está la cosa...










RELEO Y VOTO....

Etienne dijo...

Y meto el voto para que no se quede en trece...


Voto 1 para Desventura 12, La sacamorfosis. (o sea, el que vale dos...)

Voto 2 para Desventura 1, Pacto. (este vale un voto, sentiende)







Es un poco confuso pero el uno vale dos y el dos, uno... Ok?
Cualquier cosa, si se te complica, me avisas.

Conta Dora dijo...

A ver....

2 votos para: la 15
1 voto para: la 16

Muy buenas, sigan así... yo estoy vaga para escribir algo así.

Besos!

Mcrow dijo...

Ya he leído algunas... pero supongo que debo leerlas todas.
Así que luego regreso.

paula dijo...

queres la verdad, julia: todas las historias estan muy buenas! mi voto es el siguiente: en primer lugar la desventura 13, que buena historia! el segundo lugar es para roger waters y su desventura 9 (muy original la idea de combinar cuento con cancion).

suerte para todos!!!

paula

Javier Pallero dijo...

la 5 y la 1 en ese orden!.

Un abrazo!

Cecil dijo...

he aquí mi voto:

voto n° 1: Pelos de tonta [3]
voto n° 2: Mundos paralelos [16]


he dicho =)

La Pé dijo...

Primer voto (2) para la nº 2

Segundo voto (1) para la nº 8.

Están buenasssssssss muchas mas!

Anónimo dijo...

2 puntos para la nº 13
1 punto para la nº 2

MeNoR dijo...

Me gustaron todas, pero si tengo que votar... voto por la 3 y la 16, primero la 3 y segunda la 16.
Besos.

rocardenas dijo...

voto por la Desventura 2, me gustó mucho...

MAo dijo...

Yo voto a la 1 y en segundo lugar a la 3...besos!

Hernán dijo...

Mis votos van para la historia 3 y la 16, en ese orden.

Besos

Anónimo dijo...

Las 17 me he leído de un tirón.
Me sigue gustando la que vi sólo con mirar por encima.
Aunque las hay mejores:

2 puntos para la nº8 (porque tiene sex).

1 punto para la nº6 (porque tiene drugs).

Y si pudiera le daría algo a la nº9 porque tiene rock & roll.
Pero como no puede ser, 3 puntos para el Betis, a ver si sube a primera.

Anónimo dijo...

"...con cara de drogada..."

jajajajajaja

B.E.L.P. dijo...

La 15 2 puntos

La 13 1 punto

Marcela Calderón dijo...

Me costó, lo confieso....
Me quedo con la 3 y la 12. En ese orden.
Besos..

máx dijo...

Felicitaciones para todos! Muy buenas

Dos puntos: Historia 15
Un punto: Histora 10

Saludos

Gaby Cuenteando dijo...

Acá van mis votos:
1: la 15
2: la 2

Besos!

Mcrow dijo...

1.- La 8
2.- La 13

Flac_k dijo...

Excelentes historias, mis votos son:

Desventura 2: 2 puntos
Desventura 15: 1 punto

:)

Afrodita dijo...

Yo vi las fotos de monstercat así que se merece un premio ese bicho jajajaja.
2 puntos para la 17 y 1 punto para la 7

Maica dijo...

Ahhhhhhh no llegoooooo,

La 9 y la 12!!!

Besos!

Julia dijo...

Llegaste, Maica =)

CATTO dijo...

Bueno...estuve esperando hasta último momento, siguiendo el minuto a minuto de este certamen, y hasta hice un excel para llevar los cómputos.

La idea era que, ya que no voy a ganar porque mi historia evidentemente no copó tanto, quería al menos darme el lujo de hacer la "gran cobos" y definir la elección. Y no va a poder ser.

Esto ya está definido.

Así que va la 15, y la 3... en ese orden.

Julia dijo...

Catto: muy copado tu excel, mejor que el que hice yo para computar los votos.

¡Gracias a todos por sus votos!