Florencia, me demostró una vez más, que las barreras son frágiles.
Flor es una mujer divertida, linda y muy ocurrente. Y a veces es desopilante. Nos encontramos una tarde en un bar después de no vernos por unas semanas.
- Conocí un chico. Me gusta – me dice Flor entusiasmada, y luego me da el detalle de cómo lo conoció, nombre, apellido y árbol genealógico, todo lo que hablaron, desde su currículum vitae, pasando por una síntesis de su historia de vida, hasta su signo zodiacal.
- ¿Y en que quedaron? – pregunto intrigada.
- Salimos el sábado pasado a un pub. Nos dimos unos besos.
- ¡Que bueno! ¿Y qué tal estuvo?
- La pasé re lindo. Además besa bien. Hoy me llamó de nuevo y quedamos que mañana salimos a cenar.
- ¡Excelente Flor! Buenísimo que bese bien. ¿Y sólo hubo besos?
- Si,… bueno, besos y un poco más. Nos re calentamos. Pero, ¿sabes que pasa Julia? Es que me gusta mucho. No me daba para tener relaciones. Mirá si después no me llama de nuevo.
- ¿Y mañana? ¿Qué onda si se calientan de nuevo?
Flor es una mujer divertida, linda y muy ocurrente. Y a veces es desopilante. Nos encontramos una tarde en un bar después de no vernos por unas semanas.
- Conocí un chico. Me gusta – me dice Flor entusiasmada, y luego me da el detalle de cómo lo conoció, nombre, apellido y árbol genealógico, todo lo que hablaron, desde su currículum vitae, pasando por una síntesis de su historia de vida, hasta su signo zodiacal.
- ¿Y en que quedaron? – pregunto intrigada.
- Salimos el sábado pasado a un pub. Nos dimos unos besos.
- ¡Que bueno! ¿Y qué tal estuvo?
- La pasé re lindo. Además besa bien. Hoy me llamó de nuevo y quedamos que mañana salimos a cenar.
- ¡Excelente Flor! Buenísimo que bese bien. ¿Y sólo hubo besos?
- Si,… bueno, besos y un poco más. Nos re calentamos. Pero, ¿sabes que pasa Julia? Es que me gusta mucho. No me daba para tener relaciones. Mirá si después no me llama de nuevo.
- ¿Y mañana? ¿Qué onda si se calientan de nuevo?
- Y no, mañana tampoco.
- ¡Ay, Flor! Esas cosas no se planean, se dan o no se dan. A mi no me gusta calentar a un tipo y dejarlo con las ganas. Como tampoco me gusta calentarme y quedarme con las ganas. Hacé lo que sientas. No te enrosques tanto en el qué dirá o qué pensará. Tal vez no es el hombre de tu vida.
Para la segunda cita que tenía con Matías, Flor fue a casa de Sofía para producirse. Después de probarse distintas opciones de ropa y de vestirse con la definitiva, Florencia entró al baño para maquillarse. La puerta del baño estaba entreabierta, y Sofía, que se dirigía a su habitación, al pasar delante de la abertura, distingue la silueta de Florencia que bajaba y subía. Intrigada vuelve hasta el baño, mira hacia adentro y ve que Flor, tomada del lavamos, estaba haciendo una suerte de sentadillas.
- ¿Qué estás haciendo Flor? – pregunta Sofía con las cejas fruncidas.
- Gimnasia, para levantar la cola – contesta con seriedad Florencia.
- Ah, ¿y haces todos los días? – trata de entender Sofía.
- No, sólo cuando voy a salir con un chico – Florencia se incorpora, y luciendo su perfil, agrega – ¿Viste que se nota? La tengo más parada – asegura convencida. Sofía larga una carcajada.
- ¡Estas loca nena!
- En serio, mirá – insiste Flor - Lo que si, te digo que no pienso hacer nada con Mati, me gusta en serio, y no voy a tener sexo. Además, no estoy depilada.
Sofía entiende, como yo, que la frase “además no estoy depilada” es la clave de que no está muy segura de que “no va a tener sexo”, y que su falta de depilación es sólo una barrera.
- ¿Y si te depilás por las dudas?
- No, ¿para qué?... ya te dije, no pienso tener sexo – Sofía mira el cielo raso, como esperando una señal divina de la mancha de humedad del techo del baño.
Florencia está lista para salir, lleva prestado las sandalias y la cartera de Sofía. Matías es puntual en el momento del encuentro, y van rumbo a un resto-bar para cenar. Cenan. Conversan. Se gustan. Se besan. Siguen conversando. Siguen gustándose y degustándose mientras se besan. Y la noche continúa en el departamento de Matías. Los besos se intensifican, y comienzan las caricias fogosas por encima y por debajo de la ropa. Matías intenta desabrochar el pantalón de Florencia, y ella recuerda que no está depilada. Tiene vergüenza que la toque en la zona donde justamente no está depilada. Sutilmente toma la mano de Matías tratando de que acaricie hacia otros rumbos. Pero la mano de Matías insiste. Florencia está en una situación que no puede controlar, porque está deseando lo mismo que Matías y no sabe que hacer.
- ¿Sabes qué? – le susurra Flor al oído – A mi me gusta más tocarte a vos – dice mientras introduce su mano en la bragueta de él.
La insólita excusa de Flor para no ser tocada, y su mano, avivaron más el fuego de Matías, y el juego sexual llegó a su punto máximo. Florencia se levantó súbitamente.
- Voy al baño –dijo y tomó su cartera.
Una vez encerrada allí, buscó dentro de la cartera, y sacó una maquinita de afeitar. Comenzó a depilar su entrepierna. Los vellos púbicos cayeron al piso. Los juntó y los arrojó al inodoro. Tiró la cadena. Y los vellos continuaban allí, flotando. Tiró la cadena nuevamente, y repitió la operación unas diez veces, hasta que finalmente los vellos desaparecieron. Cuando miró nuevamente hacia el piso se encontró con que algunos rebeldes estaban aun allí. Tomó un poco de papel higiénico para recogerlos, y como la incomodaba tirar una vez más la cadena, los envolvió en el papel y los guardó en la cartera. Salió del baño, con la frente alta, como si nada hubiese pasado. Se sentó al lado de Matías. Tanto demoró que él estaba frío como un témpano. Cuando volvieron las caricias, el calor de los cuerpos se hizo presente, y pudieron concretar el tan ansiado y obstaculizado encuentro sexual.
Matías nunca se enteró que estuvo haciendo Florencia tanto tiempo en el baño. Tal vez pensó que estaba descompuesta, sobre todo al escuchar tantas veces caer el agua del baño. El bochorno fue peor que la barrera. Y la barrera no fue contundente para el deseo.
A los pocos días nos encontramos para almorzar Sofía, Florencia y yo. Después del relato de Florencia sobre lo acontecido, mi panza me dolía de la risa, y llegué a llorar riendo imaginando la situación.
- Si no querías tener sexo, ¿para que fuiste a su departamento? ¡No te hubieses expuesto Flor! Las barreras no existen – le dije mientras me secaba las lágrimas de los ojos.
- ¡Te hubieras depilado en casa! – exclamó Sofía. El tipo debe haber pensando que te fuiste por el inodoro - Estallamos en risa una vez más.
- Bueno, yo no pensé que íbamos a llegar a ese punto. No quería que me tome por fácil – se atajó Florencia.
- Claro, y por eso te llevaste la maquinita de afeitar en la cartera – le digo entre risas.
- En mí cartera – reclama Sofía – ¡y me la llenaste de pelos!
Matías y Florencia continuaron saliendo. Eso de tomar a Florencia por fácil no estaba dentro de la mentalidad de Matías. Lo que no intuimos fue que Matías tendría una de esas barreras masculinas, que cuando las citas se prolongan en el tiempo, el temor al compromiso aparece, y como sintiéndose acorralados cuando no existen planteos al respecto, anticipando cualquier pregunta, la anotició de que no estaba preparado para una relación formal. Y así, Matías desapareció.
- ¡Ay, Flor! Esas cosas no se planean, se dan o no se dan. A mi no me gusta calentar a un tipo y dejarlo con las ganas. Como tampoco me gusta calentarme y quedarme con las ganas. Hacé lo que sientas. No te enrosques tanto en el qué dirá o qué pensará. Tal vez no es el hombre de tu vida.
Para la segunda cita que tenía con Matías, Flor fue a casa de Sofía para producirse. Después de probarse distintas opciones de ropa y de vestirse con la definitiva, Florencia entró al baño para maquillarse. La puerta del baño estaba entreabierta, y Sofía, que se dirigía a su habitación, al pasar delante de la abertura, distingue la silueta de Florencia que bajaba y subía. Intrigada vuelve hasta el baño, mira hacia adentro y ve que Flor, tomada del lavamos, estaba haciendo una suerte de sentadillas.
- ¿Qué estás haciendo Flor? – pregunta Sofía con las cejas fruncidas.
- Gimnasia, para levantar la cola – contesta con seriedad Florencia.
- Ah, ¿y haces todos los días? – trata de entender Sofía.
- No, sólo cuando voy a salir con un chico – Florencia se incorpora, y luciendo su perfil, agrega – ¿Viste que se nota? La tengo más parada – asegura convencida. Sofía larga una carcajada.
- ¡Estas loca nena!
- En serio, mirá – insiste Flor - Lo que si, te digo que no pienso hacer nada con Mati, me gusta en serio, y no voy a tener sexo. Además, no estoy depilada.
Sofía entiende, como yo, que la frase “además no estoy depilada” es la clave de que no está muy segura de que “no va a tener sexo”, y que su falta de depilación es sólo una barrera.
- ¿Y si te depilás por las dudas?
- No, ¿para qué?... ya te dije, no pienso tener sexo – Sofía mira el cielo raso, como esperando una señal divina de la mancha de humedad del techo del baño.
Florencia está lista para salir, lleva prestado las sandalias y la cartera de Sofía. Matías es puntual en el momento del encuentro, y van rumbo a un resto-bar para cenar. Cenan. Conversan. Se gustan. Se besan. Siguen conversando. Siguen gustándose y degustándose mientras se besan. Y la noche continúa en el departamento de Matías. Los besos se intensifican, y comienzan las caricias fogosas por encima y por debajo de la ropa. Matías intenta desabrochar el pantalón de Florencia, y ella recuerda que no está depilada. Tiene vergüenza que la toque en la zona donde justamente no está depilada. Sutilmente toma la mano de Matías tratando de que acaricie hacia otros rumbos. Pero la mano de Matías insiste. Florencia está en una situación que no puede controlar, porque está deseando lo mismo que Matías y no sabe que hacer.
- ¿Sabes qué? – le susurra Flor al oído – A mi me gusta más tocarte a vos – dice mientras introduce su mano en la bragueta de él.
La insólita excusa de Flor para no ser tocada, y su mano, avivaron más el fuego de Matías, y el juego sexual llegó a su punto máximo. Florencia se levantó súbitamente.
- Voy al baño –dijo y tomó su cartera.
Una vez encerrada allí, buscó dentro de la cartera, y sacó una maquinita de afeitar. Comenzó a depilar su entrepierna. Los vellos púbicos cayeron al piso. Los juntó y los arrojó al inodoro. Tiró la cadena. Y los vellos continuaban allí, flotando. Tiró la cadena nuevamente, y repitió la operación unas diez veces, hasta que finalmente los vellos desaparecieron. Cuando miró nuevamente hacia el piso se encontró con que algunos rebeldes estaban aun allí. Tomó un poco de papel higiénico para recogerlos, y como la incomodaba tirar una vez más la cadena, los envolvió en el papel y los guardó en la cartera. Salió del baño, con la frente alta, como si nada hubiese pasado. Se sentó al lado de Matías. Tanto demoró que él estaba frío como un témpano. Cuando volvieron las caricias, el calor de los cuerpos se hizo presente, y pudieron concretar el tan ansiado y obstaculizado encuentro sexual.
Matías nunca se enteró que estuvo haciendo Florencia tanto tiempo en el baño. Tal vez pensó que estaba descompuesta, sobre todo al escuchar tantas veces caer el agua del baño. El bochorno fue peor que la barrera. Y la barrera no fue contundente para el deseo.
A los pocos días nos encontramos para almorzar Sofía, Florencia y yo. Después del relato de Florencia sobre lo acontecido, mi panza me dolía de la risa, y llegué a llorar riendo imaginando la situación.
- Si no querías tener sexo, ¿para que fuiste a su departamento? ¡No te hubieses expuesto Flor! Las barreras no existen – le dije mientras me secaba las lágrimas de los ojos.
- ¡Te hubieras depilado en casa! – exclamó Sofía. El tipo debe haber pensando que te fuiste por el inodoro - Estallamos en risa una vez más.
- Bueno, yo no pensé que íbamos a llegar a ese punto. No quería que me tome por fácil – se atajó Florencia.
- Claro, y por eso te llevaste la maquinita de afeitar en la cartera – le digo entre risas.
- En mí cartera – reclama Sofía – ¡y me la llenaste de pelos!
Matías y Florencia continuaron saliendo. Eso de tomar a Florencia por fácil no estaba dentro de la mentalidad de Matías. Lo que no intuimos fue que Matías tendría una de esas barreras masculinas, que cuando las citas se prolongan en el tiempo, el temor al compromiso aparece, y como sintiéndose acorralados cuando no existen planteos al respecto, anticipando cualquier pregunta, la anotició de que no estaba preparado para una relación formal. Y así, Matías desapareció.
15 Comentarios:
bueno para mi en ese momento si estaba depilada o no, da exactamente lo mismo, es mas mejor aun sin depilarse que es mucho mas natural ,pero sobre gustos no hay nada escrito.
saludos
se afeito todo o solo la bikini line??? yo intente afeitarme todo Y ME re corte!!! la brazilian se hace con cera y si tienen un consejo de como unar maquinita para toda el area diganme!
Lula: no se afeitó todo, pero digamos que achicó el area lo más que pudo, porque según ella tenía una selva (no me mates Flor).
Que feo que te hayas cortado!!
Las que conozco que se depilan todo lo hacen con cera. Si me entero con maquinita, te aviso.
No quiero parecer feminista ni mucho menos, ni generalizar, ni nada de eso, pero cada vez que escucho este tipo de historias me pregunto lo mismo, qué les pasa a los tipos que están cada vez más boludo con eso del “no quiero compromisos”? Qué los lleva a pensar que nosotras si los queremos, que en lo único que pensamos es en cazarlos? Capaz es una historia que viene bien, la pasan bien, pero por esos ataques de persecución que les agarran la cagan!
jajaj Flor es realmente insolita. Por mi parte, si no estoy depilada y da para un encuentro, me relajo y lo disfruto. Tambien esta bueno para conocer un poquito al compañero, si le molesta, se trata de un obsesivo - quisquilloso, sino, un hombre sin vueltas, de esos que tanto nos gustan!!!
Negra y Betty, coincido absolutamente con ambas.
Creo que el mensaje de la historia esta muy bien enfocado, definitivamente esta comprobado de que no exiten barreras o al menos son muy dificiles de sostenerlas, Creo que existe un barrera de prejuicios sociales en estos casos y una pisca de "estrategia femenina" que muchas veces no es suficiente ni eficaz. Me he reido mucho con esta historia y la situación! la felicito a florencia por al menos inconcientemente haber llevado la maquinita ja( a quien de nosotras no nos traisionó alguna vez el inconciente...) aunque pobre la cartera de sofia!!
La verdad que entre a tu blog por casualidad, y me quede enganchada leyendo la historia de florencia, y como me gusto como lo escribiste y hasta me rei aun sin conocer a florencia ni a vos, continue leyendo el resto de los post, en uno decis " no se a quien le interesara las historias de mi vida", y la verdad q no te conozco, pero me hiciste reir tanto y me senti un poco reflejada, que por eso voy a seguir visitando tu blog!.
suerte, y segui asi..
"AnóniMA", muchas gracias por tu comentario, espero que pases seguido. Saldudos
Creo que Florencia, esta loca!!!!!!
jaja!! espero no se haya irritado toda. Lo mejor es ir depiladita por si las moscas...
y si ya no fue depilada que se deje de joder
quien le va a estar mirando los pelos
jajajaja a mi me paso lo mismo pero como vivia cerca, le dije "ya vengo" y me hice una depilacion de urgencia, volvi como nueva... eso si hay un detalle.... eran las 8 de la mañana y estaba borracha! pero al final salio todo bien.
Si yo hubiese estado borracha, ni me hubiese acordado de ese detalle!
jajaja, esa barrera de Flor, con la maquinita en la cartera, era muy trucha.
¿por qué este post tiene tantos comentarios anónimos?
Pandemia: (tarde pero seguro)
Si, una trucha esta Flor. No se hacía cargo.
¿Por qué me haces preguntas que no puedo responder? Que se yo
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