Cuando pase el temblor

Previously on Las historias de Julia

Un par de años antes del capítulo anterior, Miranda conoció a Fernando, con quien compartían interés en temas sobre la salud, porque sus profesiones están relacionadas y sus conversaciones les resultaban atrapantes. Para continuar una de sus charlas, Miranda lo invitó a tomar algo a su casa.
Él aceptó, y estando allí, en pleno diálogo sobre medicina, interrumpió diciendo:
- Antes que nada, quiero decirte que recién salgo de una relación y no quiero ningún compromiso.
- Ok - respondió Miranda - jamás sugerí más que una amistad.
Si bien el planteo súbito de Fernando le sorprendió, porque no le había insinuado nada, él le gustaba, pero no tenía intenciones de forzar situaciones y si las cosas se daban naturalmente, mejor, y si no se daban, no había demasiado para lamentar.
Avanzada la noche, inesperadamente Fernando hace una petición:
- ¿Me prestas un colchón? Porque es muy tarde para ir a mi casa.
Entonces ella prepara una cama para él y otra para ella en su habitación. Como era invierno, en el medio de las camas estaba el calefactor. Ambos se desean buenas noches, y Miranda apaga la luz, pensado hacia adentro - "No puedo creer que después de tanta sequía, tenga a un tipo que me gusta durmiendo en mi casa y ¡en otra cama!".
Cuando parecía que el silencio había invadido el cuarto, se escuchó la voz débil de Fernando:
- ¿Hay lugar para mí en tu cama?
Bien ahí, pensó Miranda:
- Dale, vení - respondió, mientras abrió las sábanas y se corrió para dejarle espacio.
Se abrazaron. Inmediatamente él empezó a temblar.
- ¿Tenés frío? - preguntó Miranda - Si querés subo el calefactor.
- Nnnoooo, eeeees quuueeee sieeeeeemprreeeee meeeee passsaaa estoooo aaaantes ddeeeee eeeesstttar con aaalgguiiiien.
"¿Tiembla cada vez que está con una mina?", se dijo a si misma Miranda, y conteniendo la risa, y tal vez por piedad o para ocultar su cara, lo abrazó fuertemente. Sin embargo pensó que la tembladera podría ser temporal, como un escalofrío, algo cuestión de segundos, entonces intentó besarlo:
- Sólo te veo como una amiga - le dijo Fernando con la voz temblorosa. Siguieron abrazados unos minutos y agregó - ¿Tenés preservativos?.
- Quedate tranquilo que no va a pasar nada entre nosotros - respondió Miranda, terriblemente exasperada.
Durmieron abrazados. En realidad el único que durmió fue Fernando, mientras Miranda, en vez de contar ovejas, acumulaba pensamientos como "por qué carajo me pasa ésto justo a mí", entretanto cantaba mentalmente "despiértame cuando pase el temblor".