Blog a pedido... el por qué del blog

Tenés que escribir un blog con todas estas historias, me dijo Emilia. ¡Claro!, como si fuera tan fácil escribir. ¿Cómo se hace para contar historias de vida y atrapar a un eventual lector? Digo eventual, porque no se me ocurre que a alguna persona le interese leer mis historias de vida. Y sin tener en cuenta siquiera que en las mismas no hay intrigas, suspensos, asesinatos o crímenes perfectos.
Pero vos relatas bien, y tenés humor, insiste María. Si, ya se, mis historias al ser tan surrealistas, son graciosas. Me considero histriónica, ¿pero cómo trasmitirlo por escrito?.
Con una serie de comentarios y acotaciones aduladoras sobre mis condiciones de narradora, María, Emilia y Sofía me convencieron de que tenía que encontrar mi veta artística y escribir aunque sea para ellas. Me puse en la búsqueda de ésta historia de cómo contar una historia. Nunca había escrito más allá de algunos tristes poemas adolescentes. Nunca creí en las musas inspiradoras, aunque confieso que ésta vez traté de convocarlas, sin ningún éxito. Sólo cuento con un par de cuentos que resultan simpáticos a mis amigas, y en cambio a mí me parecen salidos de una película de Almodóvar.
Entonces decidí que con eso no bastaba, que tenía que buscar otras historias, y así de paso no me sentiría la única desgraciada, que siempre después de relatar lo vivido escucha: ¡Ay, Julia! ¡Sólo a vos te pasan esas cosas! Me resistía a pensar que los sucesos desafortunados en esta materia me pasan solo a mí. Y encima en esto que tanto me gusta, que tanto disfruto y que no me genera conflicto alguno, justo a mí. Analizando esto comprendí que las personas que compartieron conmigo los distintos momentos infortunados, de alguna manera les pasó lo mismo, pero en diferentes circunstancias y con distintas consecuencias.
Comencé mi camino y me sorprendí cuando descubrí historias similares a las mías, y como mal de muchos, es consuelo de tontos, ahora soy una tonta un poco más feliz, o una tonta menos desafortunada.
Pero que no les quede la falsa idea de que no he tenido momentos más que afortunados. Claro que si los he tenido, y por eso me gusta tanto. Y tal vez también valga la pena contarlos. No es mi intención desencantarlos del sexo.
El sexo que para mí es tan natural y simple, como maravilloso, sin embargo es, para otros, una cuestión que no resulta para nada sencilla. No pretendo ser una experta en el asunto, ni mucho menos hacer un tratado de sexología o de relaciones humanas. Éste es un intento humilde de recopilación sobre lo difícil que es relacionarse con el sexo opuesto en este mundo cada vez más complejo. Estas son historias de personas reales que se cruzan pero que no se encuentran. Tal vez vos sos una de ellas.